Sus funciones limitadas le permiten laborar perfectamente, eso si... hay que evitar riesgos... cualquier cosa que lo pueda sobrecargar está prohibida, tampoco admite esfuerzos que lo desgasten o pesares que lo rompan. Debo lavarlo por semana, para evitar se filtren sentimientos perniciosos. Limpiarlo todos los días de pasiones, amor y otros virus que puedan contaminarlo indefinidamente. Falta asegurarlo.
Ya no tengo más dinero, ni crédito o efectivo, no tengo tampoco fuerzas para mendigar un trasplante, ni deseos de volverlo a cambiar. Hoy tal vez no es mucho, pero quizá algún día consiga los recursos para volver a tener uno de verdad.
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