18 de septiembre de 2010

La seducción de la maldad

Homo homini lupus

"Que nadie dude que la maldad existe" dijo Barack Obama tras recibir el premio nobel de la Paz en 2009. Actualmente, la maldad es reconocida por gran parte de los psicólogos, psiquiatras, neurobiólogos y científicos occidentales. Después de todo cómo negarla, cuando aun se vive y disfruta el sadismo romano en las plazas de toros actuales, cuando aun, en aras de la diversión, se crean juegos donde se enseña a matar, destruir y ganar con ello. Cuando el morbo abraza los medios de comunicación actuales y la guerra seduce al dinero... cómo negar la maldad en nosotros si vivimos inmersos en ella, si no hay día que no presenciemos el poder que esta tiene en nosotros.

El investigador canadiense Keith Jensen ha hecho estudios que muestran que muchos seres humanos sienten placer al hacerle daño a otros. Estas reacciones, cual parásitos, son alimentadas desde la infancia por nosotros, los cuerpos huéspedes, y es en una etapa adulta que estas reacciones se manifiestan, ya adheridas al alma humana, como lo que son: parte inconfundible del ser humano actual. Se manifiestan externamente con hechos de violencia o el gozo de ver, ya sea golpes físicos, psicológicos, tan fuertes como un femicidio o tan devaluados como una mirada despectiva que intenta aniquilar la moral del oponente.

¿Somos ciegos o sádicos videntes de la crueldad? Que más da preguntárnoslo, ambos serían tan culpables como los que hoy en día invisibilizan la maldad de la humanidad diciendo que el hombre es bueno y que la maldad solo una fuerza externa, que como títeres, nos obliga a actuar de determinada manera; anulando así, la culpabilidad humana ante el deseo asqueroso de lastimar a nuestro próximo. Somos seres atormentados por el mundo animal y desordenado que la sociedad tanto intenta reprimir y controlar. Y es solo mediante un contrato social que podemos vivir tranquilos en una tierra repleta de morbosidad, crueldad y venganza, en una tierra donde los aires de paz son tan invisibles e imperceptibles que solo sabemos que se encuentran ahí porque podemos respirar. Vivir. No digo que no tengamos remedio pero si que debemos luchar siempre por evitar que la maldad penetre nuestra alma.

Los golpes heredados, las recompensas por guerras, y el dolor dulce del quejar enemigo, son el legado de una herencia que aun se niega a controlar caos que genera el deseo incontrolable de la maldad. Para algunos, la maldad es un mecanismo de defensa animal, para otros el mejor ejemplo de la poca evolución mental que hemos tenido en más de un millón de años de estar en este planeta. Debemos vencer a un enemigo invisible transmutando nuestro ser-humano, entendiéndolo...

Por ejemplo, hay quienes se preguntan porqué en los medios florecen las malas noticias, yo soy del firme pensar que son reflejo y un ejemplo de lo que la humanidad desea o piensa, son reflejos que se cuelan entre la moral y el profesionalismo de seres tan humanos como quienes los leen, ven o escuchan. Cuando las pinturas de la realidad se colocan en la galería, una mirada inquisitiva puede ver lo evidente: que cada trazo está manchado por la naturaleza humana. Sin embargo, cuando el pintor, pese a sus errores es recompensado, continuará elaborando su obra, que para sus clientes-críticos, es arte... ¿Buscamos culpables? Tan culpable de maldad es quien obvió el elemento cruel de la obra, como quien la pinta (sea o no de un espíritu auto crítico), ya que ambos, en los medios como en la cotidianidad, fomentan la maldad tolerándola sin reproches.

La insensibilidad ante la maldad es una muestra latente de lo peligrosa y adictiva que es. Más cuando la engendramos y la parimos todos los días, todo el tiempo. Y más... cuando el aborto de dicho engendro acarrearía una lucha social importante para liberarnos de la simbiosis a la cual accedimos desde edades tempranas, ¡ja! como si fuera un ingrediente más de la realidad. Es natural, por más irracional que suene, actuar de dicha manera cuando estamos programados para hacerlo así. Se necesita un compromiso emocional, que rompa el vinculo con la maldad, y contrarreste la de generación de la humanidad, debemos excitar nuestra capacidad empática y volcar la fuerza de nuestra racionalidad en combatir al enemigo que vive en nosotros.

Cuando el ser humano en lugar utilizar la maldad como una herramienta de diversión, protección o simplemente de vida, se decide a combatirla; cuando se asuma que existe, que vive en nosotros y que debemos eliminarla, es cuando empezaremos a cambiar. Cuando entendamos que se manifiesta en nuestras acciones cotidianas como un espíritu maldito, egoísta y perverso, es cuando seremos lo suficientemente humildes para entender que aun no somos perfectos, que debemos luchar contra la maldad e intentar crear un mundo que pueda vivir sin ella.

3 comentarios:

andrés dijo...

Pienso que la maldad es como el egoismo - males latentes que estan grabados en la genetica de todos er humano, que se muestra desde edades tempranas.

Tal vez la maldad es un egoismo descuidado y agrandado, cada quien pensado en si mismo sin importar las consecuencias- una fuerza que dejamos nos controle. Conozco varias personas que disfrutan el hecho de dañar a otros, que desconectan su mente y de dejan llevar por un instinto "primitivo" de destruccion irracional.

Hay que reconocerlo y combatirlo por que como te digo, creo viene grabado dentro de nosotros esperando emerger para controlarnos.

Buen post Joha, un abrazo

KagosaVampire dijo...

y es que donde se cruza la linea entre lo que es bueno y lo que es malo?
subjetivo este asunto, ya que lo que para vos es malo tal vez para mi no lo es...

Amorexia. dijo...

Lo dices y concluyes bien, la apatía es de todas las maldades, la más mala.

Deshora.

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