26 de diciembre de 2009

Un milagro en el México

Era 22 de diciembre, y una idea que aterrorizaba a todos los pacientes de emergencias del Hospital México,era la posibilidad de pasar las fiestas en un hospital. Muchos no tenían más que esa opción, otros salían adoloridos pero contentos con sus familiares y muchos se consumían en pensamientos mientras esperaban una respuesta.

Entré un momento a emergencias, una familiar mía estaba ahí debido a una anemia grave. Mientras ella dormía, yo miraba la gente pasar, preguntándome cuanto tiempo más estaría ahí. A la par se encontraba una mujer nicaragüense, era morena, grande, de cabello corto y ojos cansados. Las doctoras cambiaban de turnos, mientras ella esperaba paciente; cuando sintió que la miraba, me miró. Con sus ojos entreabiertos me regaló una sonrisa, y le sonreí. Y como si me tratase de una amiga de años, me comenzó a hablar.

Me contó que estaba embarazada, me sorprendí al saber que tenía 26 años y que habían dos niños en su casa esperándola. Estaba en el hospital ya que tenia mucho sangrado. Me contó que para llegar tuvo que cambiarse varias veces el pantalón antes de salir. La sangre no paraba, era como un trágico episodio menstrual eterno. Me dijo que ya le habían hecho ultrasonidos en otros hospitales y que los doctores aseguraban que el bebé estaba bien. Pero ella estaba muy preocupada, "¿como va nacer el bebé si ha perdido tanta sangre?" me decía, "los bebes necesitan todo eso para crecer bien". Sí... yo pensaba lo mismo, inclusive, cuando me dijo lo que tenía, pensé que ya había perdido al bebé pero no le dije nada.

Acudí a mi positivismo y a mi fe y le dije: "Hay que esperar, quizá esta bien. Si los doctores dicen que está bien, debe estar bien". Me pareció lo indicado, aunque pensaba tantas cosas, mejor me limite en ser para ella palanca y no la pala que enterraría su esperanza.

Cuando la otra doctora llegó, le mandó un examen de embarazo ya que no lo tenía y la mandó a esperar afuera. Ella la miró extrañada, le dijo que no podía esperar ahí porque esta toda incomoda y manchada, la enfermera inmediatamente sacó del gabinete dos pequeñas bolsas blancas, y con desprecio le dijo: "si quiere aquí hay toallas señora".

¡Hay gente cruel en el mundo!

La manda afuera, que esta a reventar, habiendo sillas de sobra adentro. Sin ninguna empatía o por lo menos compasión. Me paré y le dije:; "si usted saca a una muchacha embarazada en esas condiciones afuera, ¿qué no es capaz de hacer?" Antes que me pudiera responder me fui enojada. No podía creer que la trataran así, de esa forma tan inhumana.

Me reconforté al ver que la muchacha no salió. Al día siguiente, cuando gracias a Dios ya íbamos de salida, me la topé. Resplandecía. Me saludó con una sonrisa cansada, me contó rápidamente que tenía dos úteros, y que mientras uno sangraba el otro estaba sano y fuerte para su bebé. Tenía que cuidarse, pero su bebe estaba bien. Estab muy apurada, quería ir a ver a sus otros, cuando ya se iba le dije: "Ese es su regalo de navidad, disfrútelo". Me sonrió, asintió y se fue.

Ese era de verdad el mejor regalo de navidad, el regalo de la vida. ¡Qué bien que contuve mi negativismo y me uní a su causa! Cosas maravillosas. Diciembre, como la vida, saca aveces lo mejor y peor de las personas. ¿no?

6 comentarios:

Pablo Muñoz dijo...

la tan mancillada discriminación que hasta la discriminación se está cansando que la utilicen de esa manera. Es un lamentable espectáculo que damos como región y como mundo. Porque me atrevería a señalar que esto pasa hasta en las mejores familias. Por tanto, no ha de extrañarnos que esta misma discriminación y humillación la sufran en Europa los inmigrantes africanos y latinos. Lamentablemente no me equivoco. Ojalá que como regalo navideño podríamos decir que existe un lugar en donde eso no ocurra. Pareciera que sólo en los discursos, las declaraciones, las voces guturales de nuestros "lideres" y en la hipocresía de nuestra sociedad, allí existe eso, pero nada más que allí, porque no se puede cumplir lo que prometemos. Las palabras al mismo tiempo que nos evocan una sonrisa, pueden traer consigo una daga que se encustre en nuestro corazón, rompiendo lo mejor que tenemos: nuestros sueños.
Dignidad. Pese a todo, no nos pueden quitar eso, aquella mujer y tu demuestran que eso ni 7 años de estudios de medicina te lo quitan. Todo intento por mancillar la honra de una persona se refuerza cuando esta acepta tal humillación. En este caso, no fue así, por suerte y por el bien de la dignidad. Fueron mujeres dignas que no se dejaron vencer. Suena como una batalla, pero algunas personas se encargan de diseñarlo de tal forma, que no queda otra que luchar. Luchar con las armas de la paz y la dignidad.
Si, la vida nos muestra los dos lados de la moneda, pero prefiero quedarme con aquel lado bueno, resplandeciente, hermoso, digno: el de la esperanza.

feliz navidad y un prospero año nuevo. Que todos tus deseos se cumplan.

Gracias por visitar mi mundo.

Un beso

Fernán González dijo...

Gracias por este relato. De pequeños gestos está hecho el mundo. A veces nuestra palabra basta para ayudar. Y la solidaridad, por mínima que sea, puede ser la antesala del milagro.

Que en 2010 muchas de tus esperanzas se hagan realidad.

Joha dijo...

Sí pablo yo también lo sentí como discriminación. Nos toca combatirlo. Milagro es que ella pudiera resistir la discriminación y el maltrato y no echarse a morir con todo eso.

Yo sé que si pasa hasta en las mejores familias porque aquí lo he visto... bueno por lo menos hasta en las más educadas, porque mejores... ¡no creo! Al día siguiente me contaron que llegaron varias nicaragüenses embarazadas a hacerse revisiones y no les dieron ni un café mientras los demás si comían. Esto pasa en Costa Rica.

Se dice en la psicología que uno puede cambiar las ideas intelectuales sobre de la discriminación, pero si se ha nacido en un país cuya influencia discriminatoria es muy fuerte en contra de otras nacionalidades, es seguro que cueste más cambiar los sentimientos que esas personas les generan. Que son irracionales y terribles pero difíciles de erradicar.

Aunque la discriminación se esconda tras excusas, siempre se nota.

Joha dijo...

Feliz Navidad, gracias por visitar mi blog. La verdad es un honor tener sus visitas. Feliz fin de año, espero que lo disfruten bastante, un año más que se gasta pero ahí vamos por lo menos.

Alejandro C. Trejos C. dijo...

Que bueno leerte y encontrarte en tuiter

Joha dijo...

Gracias Alejandro igualmente. :)

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