13 de junio de 2013

El autoengaño social

Cuanta gente nos miente, nos sonríe y parece inaudito que se quieran desvivir por tener nuestro agrado cuando en realidad no nos quieren. El sentido no lo entiendo. Comprendo el respeto mutuo, que las diferencias no afecten la convivencia social óptima para una oficina, para un área común, pero de ahí a pretender simpatía me da pena. Antes era asco, quizá más joven dejaba la sensación en la boca, pero hoy ya saboreada y meditada, la pena es lo único que queda.


Al final quien miente es quien pierde. Renuncia a la libertad, la honestidad y vive en falsedad, que peor castigo. Y uno, si no es pernicioso o curioso ni se da cuenta. Yo trato de tener personas honestas a mi alrededor, conste trato, espero que no haya algún inseguro que me este mintiendo. Tan rico es que te digan si cometes errores, que se enojen y reclamen si dices algo que no les parece, tan rico tener amigos valientes. Todos diferentes pero viviendo en tolerancia, conviviendo a sabiendas de que somos individuos y no pensamos ni actuamos siempre de la misma forma. Eso me encanta... la seguridad de una persona que se conoce.

Les dejo una frase de Facundo para meditar:  "Por el mundo caminando, he podido comprobar que el que fácilmente halaga, fácilmente insultará". Y un pedazito de proverbios que siempre es bueno para el corazón...

"El que corrige al burlón se gana que lo insulten; el que reprende al malvado se gana su desprecio.8 No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará. Instruye al sabio, y se hará más sabio;enseña al justo, y aumentará su saber"

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